Las Catacumbas de París
Las catacumbas son una atracción turística muy poco conocida entre los turistas que visitan la ciudad. Sin embargo, los amantes de la historia, del misterio o de lo macabro no se lo deberían perder bajo ningún concepto. Relato
Las catacumbas son una atracción turística muy poco conocida entre los turistas que visitan la ciudad. Sin embargo, los amantes de la historia, del misterio o de lo macabro no se lo deberían perder bajo ningún concepto.
Relato histórico
Las catacumbas que hoy visitamos nacieron en el siglo XVIII con motivo de una decisión política por la que se decidió trasladar miles de cadáveresde diferentes cementerios de París a un solo punto para evitar la propagación de las infecciones.
El traslado, que terminó en 1788, se realizaba mediante unas terribles procesiones fúnebres que se acompañaban de un cortejo de curas que cantaban diversas piezas ceremoniales.
Desde entonces, el lugar siempre ha despertado la curiosidad de los parisinos y visitantes, incluyendo reyes y nobles que se han atrevido a descender al subsuelo en busca de experiencias impactantes.
Hoy tenemos la oportunidad de contemplar aquellos pasillos húmedos y las diferentes estancias donde se amontonan millones de huesos humanos.
Visitar las Catacumbas
La visita comienza en una caseta dónde se adquieren las entradas y te hacen entrega de un folleto explicativo en tu idioma. Aquí se incia un periplo descendente de escaleras interminables que desembocan en los largos pasillos que iremos recorriendo. De vez en cuando se cruza una pequeña sala donde se han instalado paneles informativos e ilustrativos de la visita.
No hay que preocuparse en perderse ya que la visita guiada está muy bien señalizada y la posibilidad de extraviarse es nula. Durante el camino hay decenas de pasillos cerrados y puertas misteriosas que no hacen más que añadir algún escalofrío a la experiencia del visitante.
Tras continuar el paseo por metros y metros de pasillos se llega a una estancia en la que sobre el dintel de una puerta un inquietante y vetusto cartel indica: “Detente, este es el imperio de la muerte”. Al atravesar esa puerta comienza el punto fuerte de la visita: las diferentes criptas donde se acumulan los huesos de miles de parisinos perfectamente ordenados y colocados junto a pequeños altares.
La visión es estremecedora. Cientos de calaveras que con sus vacías miradas siguen el paso del visitante en un silencio denso que sólo se corta con los pasos de los visitantes, los sonidos de aguas subterráneas o las pequeñas “broncas” que echan los vigilantes a los turistas que utilizan sus flashes para inmortalizar este inolvidable momento.
El final del camino llega con los últimos pasillos y los cientos de escalones que hay que volver a subir para terminar viendo con alivio la luz del día en una calle cualquiera de París a varios cientos de metros de aquella caseta en la que entramos a este reino de los muertos.
Información práctica.
Las catacumbas están en el sur del centro de París, en la avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy nº 1, en la zona de Denfert-Rochereau.
El precio de la entrada es de 8 euros.
Frente a la entrada de las catacumbas está la parada de metro y RER B de Denfert-Rochereau.
Los autobuses más prácticos para llegar son el 38 y 68.
Abre de martes a domingo de 10 de la mañana a 5 de la tarde. Cierra los lunes y los días de fiesta.
Consejos
– La visita no se recomienda a personas con claustrofobia, muy sensibles o que tengan enfermedades que se puedan ver empeoradas con el ambiente húmedo.
– La visita tiene que hacerse con el máximo respeto. En definitiva, lo que vamos a ver son los restos de miles de personas fallecidas.
– No se recomienda bajar con niños pequeños. La visión de miles de calaveras puede resultar demasiado impresionante.
– Si se quieren vivir experiencias fuertes lo ideal es hacer la visita en momentos de poca afluencia de visitantes. Las primeras horas de días entre semana o la hora de comer son ideales. Se nos ocurre incluso que sería estupendo llevarse música de miedo en el mp3.
– Para completar una jornada de visitas macabras se puede acudir después al no lejano cementerio de Montparnasse o coger el metro y visitar el cementerio de Pere Lachaise o el museo de las cloacas de París.